Cultura

El Pantano como elemento dinamizador

El Pantano y las sierras de Elche se han caracterizado por brindar la posibilidad a sus visitantes de disfrutar realizando multitud de actividades en armonía con la naturaleza. Se trata de un lugar dónde descubrir paisajes, la biodiversidad, la esencia cultural y la histórica de Elche y practicar deportes o fotografía.

Cuna de civilizaciones

El río Vinalopó ha sido un importante eje vertebrador de civilizaciones desde la prehistoria, fruto de ello son los más de diez yacimientos arqueológicos que atesoran a este espacio multicultural que combina la naturaleza y la historia, desde la más reciente hasta la prehistórica.

Sin duda, uno de los yacimientos más conocidos es el del Castellar. Este yacimiento se encuentra en el monte que da lugar al nombre del yacimiento, en la margen izquierda del río Vinalopó. En él se han encontrado importantes restos cerámicos de época neolítica, puntas de flecha, dientes de hoz, hachas, etc. Posterior a estos restos arqueológicos prehistóricos se encuentra un recinto amurallado, con lienzos que superan los 325 metros de longitud y con una anchura media de 1,50 metros. Esta muralla protegía lo que fue un asentamiento islámico de origen campamental situado en la parte superior del Monte Castellar desde donde podían avistar prodigiosamente la llegada de enemigos.

Otro de los yacimientos destacados es el del Murón, un cerro aislado situado en las estribaciones septentrionales de la sierra de la Horna, ya en término de Aspe. En este yacimiento de origen neolítico se encontraron dientes de hoz y molinos cerealistas, lo que indica que se practicó la agricultura cerealista en la zona hace miles de años.

Canteras de Ferriol. Foto: Pablo Perales.

Uno de los episodios prehistóricos mejor representados en el Pantano de Elche y sus montes aledaños es la edad del Bronce. Ejemplos de esta época en la que el ser humano comenzó a explotar la industria metalúrgica fueron el yacimiento del Tabayal, uno de los más interesantes poblados de los que se conocen en el Valle Medio y Bajo del Vinalopó por su gran diversidad de materiales y horizontes culturales, o el Caramoro, una pequeña fortaleza fortificada desde donde se vigilaba el entorno para proteger el gran poblado prehistórico de la Moleta. La edad del bronce fue un periodo difícil, donde los poblados debían fortificarse ante las amenazas de tribus o clanes vecinos poco amigables que luchaban por el control del Valle del Vinalopó hace 3.500 años.

Uno de los yacimientos más recientemente estudiados es el yacimiento de Els Xops está situado en el paraje Ilicitano de Aigua Dolça i Salà. Se trata de un asentamiento rural cuyo origen puede estar entre el final del imperio romano y la invasión árabe; Se han encontrado dependencias probablemente productivas, además de un horno. Han llegado a aparecer fragmentos de opus signinum, material impermeabilizante que los romanos empleaban en las conducciones de agua y en los depósitos para almacenarla que podría estar relacionado con la acequia mayor.

Uno de los atractivos a visitar en el Pantano de Elche son las Canteras de Ferriol. Se trata de un grupo de canteras con más de 2.000 años de antigüedad que se encuentran al norte del término municipal de Elche y que fueron utilizadas por íberos, romanos, musulmanes y cristianos para levantar la antigua Ilici y la ciudad de Elche hasta poco antes de la guerra civil española.

Punto de unión de un pueblo

El Pantano de Elche siempre ha sido un lugar de visita y disfrute tradicional para todos los ilicitanos. Un punto de encuentro donde celebrar festividades y fechas marcadas, disfrutando de la naturaleza y la tranquilidad que brinda este espacio natural tan cercano a la ciudad de Elche.

El “Día de la Mona”

Una de las fechas más señaladas es el famoso “Día de la Mona”. Celebrado el Lunes de Pascua, cada año congrega a miles de ilicitanos que pasan la tarde plácidamente comiendo las tradicionales “monas” y “fogasetes” de pascua. Esta tradición que celebra la finalización de la cuaresma, es celebrada junto a la familia o amigos en el merendero del Pantano, en la “caseta del pantanero” o en cualquiera de los lugares emblemáticos que forman el conjunto del Pantano.

Jóvenes en el Pantano de Elche celebrando el “Día de la Mona”. Foto: Antonio Amorós, Diario Información.

Jueves de la Ascensión

Cada año los ilicitanos celebran el Jueves de la Ascensión, una festividad celebrada 40 días desde el Domingo de Resurrección en la que existe una marcada tradición que consiste en la recolección de plantas aromáticas y medicinales autóctonas de las sierras y montes del Pantano de Elche. Cantueso, ‘raboigat’, ‘raïm del pastor’, tomillo y romero son algunas de las plantas más buscadas para “Fer Herbetes”. Para ello, los ilicitanos las cortan con ayuda de una tijera y nunca las arrancan, asegurándose así la prosperidad de la planta para el año venidero.

Dos jóvenes muestran “les herbetes” recogidas con el Pantano de Elche de fondo. Foto: Museo Escolar de Puçol.
Familia fotografiada recogiendo “herbetes” en Pantano de Elche. Foto: Museo Escolar de Puçol.

El Cau, un “museo” al aire libre

Una antigua cantera de origen íbero o romano situada en la pedanía del Ferriol, al norte de la ciudad de Elche esconde uno de los lugares más mágicos y emblemáticos en honor a la historia y cultura ilicitana. Se trata de El Cau, un conjunto de esculturas esculpidas en piedra caliza de la Sierra del Tabayal, próximo al entorno del Pantano de Elche.

El responsable de estas obras fue Mariano Ros Martínez, un zapatero y montañero ilicitano, enamorado de su ciudad natal, que decidió rendirle homenaje esculpiendo en la roca, a base de pico y cincel, representaciones de monumentos como la Basílica de Santa María, el Palmeral de Elche, la Fuente de la Glorieta o la Dama de Elche, prácticas y oficios tradicionales ilicitanos, homenajes a la figura de la mujer, al célebre músico ilicitano Pepico Vallejo o a Cantó, entre muchos otros.

El Cau, las esculturas de Mariano Ros en el Tabayal. Foto: Yamila Arjona.
Vista general del Cau. Foto: Yamila Arjona.

Paraíso naturalista

La gran biodiversidad que atesora el Pantano de Elche, con una variada presencia de especies amenazadas y de difícil detección en otros ecosistemas nacionales, la facilidad para su visita y disfrute, la cercanía para la fotografía de naturaleza y la comodidad, convierten al Pantano de Elche en un enclave perfecto para todo aquel naturalista que desea abstraerse de su día a día y sumergirse en un espacio natural salvaje, pero a la vez visitable y cercano. Además, el Pantano supone una alternativa a espacios naturales populares, muchos de ellos masificados o incluso limitados para su visita mediante horarios establecidos. El Pantano de Elche es un espacio natural perfecto para practicar el turismo de observación de fauna y flora y disfrutar de un paisaje de extraordinaria belleza a escasos kilómetros de la ciudad de Elche.

Naturalista practicando el birdwatching en el Pantano de Elche. Foto: Pablo Perales
Porrón acollarado Aythya collaris, rareza ornitológica que atrajo las visitas de observadores de fauna por el Pantano de Elche. Foto: Pablo Perales.

Senderismo, ciclismo o a caballo

El Pantano de Elche y su entorno ofrecen una multitud de caminos, sendas y senderos para realizar una gran diversidad de actividades en un entorno privilegiado. Gracias al sendero que recorre todo el entorno del Pantano de Elche, los visitantes podrán practicar el senderismo recorriendo todos los rincones que esconde este recorrido de 8 km de longitud, que transcurre por el cauce del río Vinalopó y estar en pleno contacto con la naturaleza mientras disfrutas de la experiencia de recorrer la superficie de las aguas del embalse sobre una pasarela flotante. El Pantano de Elche y sus montes aledaños poseen un gran porcentaje de suelo de titularidad pública, con multitud de caminos y sendas que ofrecen una gran oportunidad para practicar el ciclismo o la equitación de una manera sostenible.

Ciclista por las sendas del Pantano de Elche. Foto: Manuel Porriño Aguilar.
Referencias y Bibliografía:

Este contenido está basado en elaboración propia y en referencias y bibliografía complementaria.

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