Las primeras orquídeas salvajes del Pantano de Elche comienzan su floración a pesar de la escasez de precipitaciones invernales. Las dos especies que han comenzado a florecer pertenecen al género Ophrys. Estas orquídeas se caracterizan por haber desarrollado un eficaz señuelo sexual para atraer a los individuos macho de las especies que las polinizan (principalmente himenópteros de los géneros Andrena, Eucera, Colletes, y Campsoscolia, entre otros). Pero no solo imitan la forma, tamaño, colores o tacto de los individuos hembra, sino que son capaces de sintetizar moléculas de atracción sexual (feromonas), idénticas a las de aquellas, que se dispersan por el aire y son detectadas por el insecto macho durante el vuelo. Este hecho provoca que el macho realice una pseudocópula con el labelo de la orquídea. Algunos estudios reflejan que el insecto por lo general no culmina estas pseudocópulas. Esta insatisfacción sexual provoca un aumento de su deseo que se traduce en una mayor frecuencia de intentos copulatorios beneficiando a las orquídeas e incrementando sus posibilidades de fecundación.

En el Pantano de Elche las orquídeas se encuentran presentes en taludes margosos o linderos de caminos donde la sucesión vegetal se encuentra en una etapa de escasa madurez. Normalmente existe un cierto grado de humedad en el suelo y se encuentran habitando generalmente junto al lastón o llistó –Brachypodium retusum- una gramínea que facilita la retención de la humedad en el suelo, con el beneficio que tiene hacia las orquídeas, pero que su expansión en ocasiones provoca la merma de las poblaciones de orquídeas o incluso su desaparición.
Las especies que el Grupo Naturalista de la UMH ha conseguido citar en el Pantano de Elche y las sierras periféricas han sido Ophrys forestieri y Ophrys tenthredinifera. Ambas especies de floración temprana comienzan a florecer entre los meses de diciembre y marzo en nuestro territorio dependiendo de las temperaturas y las precipitaciones acontecidas durante ese año. Además, la floración de estas orquídeas se produce solamente una vez al año y es muy fugaz, teniendo una duración de dos a tres semanas, produciéndose siempre y cuando las condiciones ambientales no son demasiado adversas.

La mayor amenaza para estas especies es la pérdida de hábitat por roturación de terrenos, erosión e incluso prácticas deportivas en el medio natural. Otro de los factores es la recolección ilegal de estas especies frágiles que no prosperan en cultivo o cautiverio. Ambas quedan incluidas en el Anexo I del Convenio Cites (“Sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres”), que regula el tráfico mundial de estas plantas, prohibiendo la exportación fuera de la Unión Europea de ejemplares recogidos en el campo.

